lunes, 2 de agosto de 2010

El humor como recurso de persuasión

El humor como recurso de persuasión
Posted on 13. Feb, 2009 by Gisela Arriaga in Articulos

Sin recurrir al psicoanálisis, ni a otras herramientas de la psicología, me referiré al papel que juega el humor y el entusiasmo como elementos de persuasión en nuestra imagen personal.
El líder debe ser entusiasta, enérgico y positivo; dueños de un discurso inspirador y poseer una bonita sonrisa.

Para gustar, el líder debe tener un aura carismática, y esa aura la componen en gran medida su lenguaje corporal, su gesticulación, pero sobre todo, el manejo de sus emociones. A la gente le gusta rodearse seguras, que posean un alto valor personal, es decir, que tenga una buena imagen de sí misma.

Cuando alguien ve la vida de manera positiva y cuando lo sabe transmitir a los demás, se convierte en un líder con grandes ventajas competitivas. El humor incrementa el poder persuasivo porque atrae la atención; la persona cae bien y la gente retiene los mensajes y los dispone de manera favorable a escuchar lo que vaya a decir el líder, más en momentos de crisis.

Muchos candidatos o ejecutivos de empresas, han sabido utilizar el humor, el entusiasmo, como un elemento poderoso de persuasión. Otros más, lo han utilizado para desviar la atención y evitar acusaciones en situaciones difíciles. En ambos casos está bien utilizado.

A través del entusiasmo y del buen humor, los líderes pueden parecer espontáneos e ingeniosos.
La risa y el lenguaje corporal armonioso hacen que brote lo mejor de ellos mismos y lo mejor de todo es que lo contagian. No en balde, se dice que la risa es el camino más corto entre dos personas. La sonrisa nos acerca a los otros, nos humaniza. Además, es un excelente antídoto contra el dolor y la depresión. Una buena carcajada, hace que se muevan 400 músculos de todo el cuerpo.

Las personas que tienen buen humor saben enfrentar mejor la vida, sacan siempre algo positivo de las cosas difíciles y las hace lucir más atractivas y más carismáticas.
Reírse refleja una buena salud anímica y equilibrio interno, y si partimos de la premisa que la imagen es una proyección de nuestro interior, entonces, quien tenga una mejor salud emocional, tendrá mayores posibilidades de proyectar una mejor imagen pública.

Gaby Vargas en su libro “La Imagen del éxito”, habla de los beneficios de la risa, según especialistas: “Puede cuadruplicar la capacidad pulmonar, acelerar el ritmo cardiaco, estimular la circulación, oxigenar el organismo, liberar todo tipo de hormonas y sustancias que fortalecen el sistema inmunológico del cuerpo. La risa reduce la tensión negativa y la reemplaza por un sentido de bienestar”.

Estudios científicos revelan que 5 minutos de risa equivalen a 45 minutos de ejercicio aeróbico, mientras que una hora de tensión, equivale a 5 horas de trabajo físico intenso y no gratificante. Las personas que ríen poco o que carecen de sentido del humor son más propensas a padecer enfermedades graves como el cáncer.

Hay que tener cuidado en no confundir humor con ironía; la ironía hiere, el humor cura. La ironía puede matar, el humor ayuda a vivir. La ironía quiere dominar, el humor libera.

Cuando un pensamiento positivo se repite o refuerza constantemente, se forma una actitud en las partes más profundas del cerebro. Un estudio realizado en la Universidad de Harvard, concluyó que la mayoría de las razones atribuidas al éxito se pueden relacionar con la actitud.
Una actitud positiva es la manifestación externa de una mente que está en armonía con el ambiente; un fuerte indicador de seguridad personal, de serenidad y paz interna. Una persona con una buena actitud, es atrayente, se le percibe mejor, tiene una mejor imagen.

Partiendo de estas consideraciones, ¿cómo podemos mejorar nuestra imagen a través del humor?

• Esforzándonos por ser agradable.
• Dejando de fruncir el ceño.
• Rodeándose de personas positivas. Sea selectivo, el mal humor se contagia, también el buen humor.
• Olvidando los errores y los tragos amargos.
• Valorando la salud.
• Cultivando la amistad.
• Soltando el ancla del pasado.
• Siendo consciente de que no podemos cambiar los hechos pero sí las actitudes; lo importante no es la realidad, sino cómo se reacciona ante la realidad.
• Viendo el futuro como un terreno lleno de realizaciones y oportunidades.
• Pensando que todas las cosas ocurren para bien.
• Buscando el contacto con la naturaleza.
• Escuchando música y riéndose con frecuencia.
• Dejando de juzgar a los demás y abandonando el papel de víctima.

Como dice Gaby Vargas, la queja degrada al ser humano. Además, los pensamientos son como imanes. Todo aquello que piensas, lo atraes y se refleja en tu vida. Es increíble, pero nuestra actitud y manera de pensar es lo que le da forma a nuestra vida. Somos lo que pensamos y nos convertimos en lo que creemos. Por eso, no hay que tomarse demasiado en serio. Hay que dejar salir a nuestro niño interior. Cuando lo dejamos morir, perdemos muchas cosas como la capacidad de asombro y de reír.

En un artículo publicado en la revista ‘Medicina Clínica’, se explica que “el sentido del humor es la capacidad natural de la especie humana que hace que la vida no sólo sea soportable, sino además rica, placentera y deseable”.

Actualmente existen muchas clínicas en el mundo que aplican la llamada Terapia de la Risa a personas con Alzheimer, a ejecutivos, amas de casa, profesionistas, adolescentes, etc.
El ex Presidente de Estados Unidos George Bush, dijo en alguna ocasión: “Tengo 50 años de casado y he aguantado porque mi esposa tiene un alto sentido del humor”. Una encuesta en Estados Unidos arrojó que el 62% de las mujeres afirmaron buscar a un hombre con alto sentido del humor.

En síntesis, si la felicidad alarga la vida, nos mantiene saludables, aumenta el carisma personal, hace que nos perciban mejor, nos abre las puertas, ahuyenta los miedos, nos hace fuertes, nos proporciona bienestar, mejora nuestras relaciones interpersonales, nos convierte en personas más atrayentes, ¿por qué nos negamos a ella?

En cierta ocasión, un grupo de profesores norteamericanos le preguntó a la Madre Teresa de Calcuta: ¿Díganos algo que pueda ayudarnos en la vida? La Madre Teresa se limitó a contestar: “Sonrían, simplemente, sonrían”.

Sólo le recomiendo a usted una cosa: Póngase como meta diaria saludar a un desconocido y sonreírle a sus vecinos, por lo menos. Muy pronto notará los cambios.

Antídotos contra el mal humor

1. Busque el origen del mal humor y atáquelo.
2. Quiérase más, acéptese y quiera más a los demás.
3. Consígase una mascota, está comprobado que nos hacen reír y nos alegran la existencia.
4. Cumpla sus sueños o metas de la juventud, evite la postergación.
5. Rodéese de gente positiva y optimista, que a su vez posea buen humor.
6. Busque y cultive un hobbie que le encante.
7. Cuide lo que coma y haga ejercicio.
8. Vea una buena película o un buen programa de televisión.
9. Invite a salir a un amigo (a)
10. Controle sus pensamientos y sus emociones negativas.
11. Dé un paseo por el parque, tómese un helado o un café.
12. Ponga música que le guste.
13. Inscríbase en algún club u organice uno.
14. Acuérdese de cosas agradables que le hayan pasado.
15. Ofrézcase como voluntario en alguna actividad social, esto le resultará particularmente reconfortante.

Nota: Si de plano el mal humor no cede, por favor, búsquese un buen psicólogo e inicie una terapia porque quizá el origen sea algo más profundo.

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